martes, 29 de enero de 2013

ANTONIO DE NEBRIJA, GRAMÁTICO.



Antonio Martínez de Cala y Jarava (Lebrija, Sevilla, 1441 - Alcalá de Henares, Madrid, 5 de julio de 1522), más conocido como Antonio de Nebrija o de Lebrija, fue un humanista español que gozó de fama como colegial en el Real Colegio de España de Bolonia. Ocupa un lugar destacado en la historia de la lengua española por haber sido pionero en la redacción de una gramática en 1492 y un diccionario latín-español ese mismo año y el español-latín hacia 1494, con relativa anticipación dentro del ámbito de las llamadas lenguas vulgares. Fue además historiador, pedagogo, gramático, astrónomo y poeta.

Biografía


Nació en la antigua Nebrissa Veneria, llamada hoy Lebrija, en la provincia de Sevilla, a 72 km de la capital, río Guadalquivir abajo, cerca de su margen izquierda y casi limitando con la provincia de Cádiz. Su padre fue Juan Martínez de Cala y su madre, Catalina de Xarana y Ojo. Fue el segundo de sus cinco hijos: 3 hermanos y 2 hermanas.

El joven Nebrija estudió humanidades en Salamanca. Cuando tenía 19 años, se trasladó a Italia. Él mismo lo dice en la publicación de su Vocabulario (c. 1494): "assi que en edad de diez y nueve años io fue a Italia", donde realizó su ingreso en el Colegio de San Clemente de Bolonia el 2 de marzo de 1463, gracias a una beca del obispado de Córdoba para estudiar Teología. Allí continuó sus estudios durante diez años más en la Universidad de Bolonia.

De vuelta a España, trabajó en Sevilla para el arzobispo Fonseca. Impartió clases entre 1470 y 1473 en la capilla de la Granada, situada en el patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla, según su propio testimonio, recogido por Martín Nieto: "En la tornada fui convidado por letras del muy Reverendo Padre Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla".[] En 1473 consiguió un cargo como docente en la Universidad de Salamanca y en ese año se casó con Isabel Solís de Maldonado, según él mismo afirma en sus Aenigma juris civilis: "Quiso la fatalidad que la incontinencia me precipitase en el matrimonio". Enseñó gramática y retórica en la Universidad de Salamanca.

En 1488 pasó al servicio del Maestre de la Orden de Alcántara, Juan de Zúñiga o Estúñiga, como él escribe: "Porque después de casado y avido hijos avía perdido la renta de la iglesia... vuestra muy magnífica señoría lo remedió todo con las muchas y honoríficas mercedes dándome ocio y sosiego de mi vida. Y porque toda la cuenta de estos siete años desde comencé a ser vuestro...". Béjar, Gata, Alcántara, Brozas, Villanueva de la Serena, Zalamea de la Serena, Campanario son poblaciones donde se atestigua la presencia de Antonio de Nebrija durante esta etapa de su vida. En los últimos años de su vida, el Maestre de la orden de Alcántara fue Arzobispo de Sevilla. Durante esos tres años Antonio de Nebrija estuvo en Sevilla al servicio del arzobispo, que al mismo tiempo seguía ejerciendo de Maestre de la Orden de Alcántara.

Nebrija escribió sobre varias materias: cosmografía, botánica y teología. Es famoso por sus esfuerzos para reformar la enseñanza del latín. En 1481 publicó una gramática, Introductiones latinae.

Animado por el buen éxito de su libro anterior, y bajo la protección del cardenal sevillano Juan de Zúñiga, que le libró de sus obligaciones docentes, entre 1487 y 1502 escribió lo mejor de su obra gramatical.

En 1492 publicó su célebre Gramática castellana, obra por la que ha pasado a la historia. Ésta era la primera gramática de una lengua vulgar que se escribió en Europa. Nebrija dedicó este libro famoso a la reina Isabel I de Castilla (la Católica).

En 1502 intervino como latinista en los trabajos de lo que sería la Biblia Políglota Complutense que auspiciaba el cardenal Cisneros. Sin embargo, se enfrentó con los teólogos del equipo por cuestiones textuales, lo que hizo que abandonara el proyecto por ser sus comentarios contrarios a la Vulgata.

En 1505 regresa a la Universidad de Salamanca, donde vuelve a tener enfrentamientos con sus colegas. Estos enfrentamientos harán que sea suspendido durante un corto periodo. En 1509, no obstante, obtiene la cátedra de retórica, pero nuevas desavenencias, que impiden que trate la gramática como él cree que se merece, le hacen desistir y trasladarse a Sevilla.

En 1513, Cisneros le llama de nuevo para ocupar la cátedra de retórica de la recién fundada Universidad de Alcalá, con el privilegio de recibir sueldo sin obligación de dar las clases. Nebrija falleció en Alcalá de Henares en 1522.

Obras


  • Introducciones latinas, 1481
  • Gramática castellana, 1492
  • Diccionario latino-español (1492) y el Vocabulario español-latino (1494).
  • Reglas de ortografía española (1517)
  • Póstumamente se publicaron sus Reglas de ortografía en la lengua castellana (1523).
Nebrija escribió además obras menores sobre pedagogía, pesas, medidas, numeración, etc.

Ideas gramaticales de Antonio de Nebrija


Aunque Nebrija se basó en la obra de gramáticos latinos como Prisciano, Dimedes y Elio Donato, sus propias ideas le llevaron a discrepar de ellos en algunos puntos. Además, Nebrija consideraba que la gramática era la base de toda ciencia. Para Nebrija, la gramática se dividía en: ortografía, prosodia, etimología y sintaxis.

Esta división ha perdurado hasta la Edad Moderna. E igualmente otra distinción nebrijana perdura hasta recientemente: aquella que considera que las partes de la oración son ocho: nombre, pronombre, artículo, verbo, participio, preposición, adverbio y conjunción, y en sus notas añade gerundio y nombre participial infinito.

Nebrija considera al latín como lengua superior a las otras, y por ello, cuanto más se acerca una lengua al latín, más perfecta es. Esto hace que su gramática castellana sea una gramática a la manera latina. Sin embargo, la originalidad de Nebrija es patente, trayendo auténticas innovaciones en su género, mucho antes que el resto de lenguas vulgares. Intuyó además el origen de la lengua castellana a partir de un latín corrompido traído por los godos e influido por otras lenguas.

Su obra tuvo gran influencia en el mundo universitario, español y europeo, siendo una de las cumbres del humanismo en España. Recoge el legado clásico para revitalizar el estudio de las lenguas vivas.

Nebrija, impresor


Además de sus logros filológicos, Nebrija fue crucial para llevar la imprenta a Salamanca, pues el segundo libro que se publicó en esta ciudad fueron sus Introductiones, y puede que dirigiera también la imprenta, situación que se intentó cubrir, porque los negocios mercantiles habrían sido incompatibles con su puesto académico. No obstante, tanto su hijo como su nieto se hicieron impresores, y la mayoría de los incunables publicados en Salamanca fueron de Nebrija o de autores de su círculo. Esa primera imprenta de Salamanca estaba situada en la, desde entonces llamada, calle de Libreros. Asimismo fue el primer autor en reclamar derechos de autor en España y el mundo occidental, mucho antes que el Estatuto de la Reina Ana de 1709 del Reino Unido o las disputas de 1662, en las que interfirió la Unión de las Coronas.

Elio Antonio de Nebrija fue muy avanzado por su época y por eso no fue entendido por sus contemporáneos. Sin embargo consiguió entender la importancia de la gramática para unalengua y la relación entre una lengua escrita y la formación de una cultura estable y exitosa.

FRAGMENTO DE GRAMÁTICA, CAPITULO V, DE LOS PIES QUE MIDEN LOS VERSOS

Porque todo aquello que dezimos o está atado debaxo de ciertas leyes: lo cual llamamos verso: o está suelto dellas: lo cual llamamos prosa: veamos agora: que es aquello que mide el verso: e lo tiene dentro de ciertos fines: no dexandolo vagar por inciertas maneras. Para mayor conocimiento de lo cual avemos aqui de presuponer aquello de Aristoteles: que en cada un genero de cosas ay una que mide todas las otras: e es la menor en aquel genero. Assi como en los numeros es la unidad: por la cual se miden odas las cosas que se cuentan. porque no es otra cosa ciento: sino cien unidades. Y assi en la musica lo que mide la distancia de las bozes es tono o diesis. lo que mide las cantidades continuas es o pie o vara o passada. Y por consiguiente los que quisieron medir aquello que con mucha diligencia componian o razonavan. hizieronlo por una medida la cual por semejanza llamaron pie: el cual es lo menor que puede medir el verso e la prosa. Y no [p. 52] se espante ninguno porque dixe que la prosa tiene su medida: porque es cierto que la tiene: e aun por aventura muy mas estrecha que la del verso: segun que escriben Tulio e Quintiliano en los libros en que dieron preceptos de la retorica. Mas de los numeros e medida de la prosa diremos en otro lugar: agora digamos de los pies de los versos: no como los toman nuestros poetas: que llaman pies a los que avian de llamar versos: mas por aquello que los mide: los cuales son unos assientos o caidas que haze el verso en ciertos lugares. Y assi como la silaba se compone de letras: assi el pie se compone de silabas. Mas porque la lengua griega e latina tienen diversidad de silabas luengas e breves: multiplicanse en ellas los pies en esta manera. Si el pie es de dos silabas: o entrambas son luengas. o entrambas son breves. O la primera luenga e la segunda breve. ó la primera breve e la segunda luenga. e assi por todos son cuatro pies de dos silabas. spondeo. pirricheo. trochéo. iambo. Si el pie tiene tres silabas o todas tres son luengas e llamasse molosso o todas tres son breves e llamase tribraco. o las dos primeras luengas e la tercera breve e llamasse antibachio. o la primera luenga e las dos siguientes breves. e llamase dactilo. o las dos primeras breves e la tercera luenga e llamase anapesto. o la primera breve e las dos siguientes luengas e llamase antipasto. ó la primera e ultima breves e la de media luenga. e llamase anfibraco. o la primera e ultima luengas e la de medio breve. e llamase anfimacro. e assi son por todos ocho pies de tres silabas. Y por esta razon se multiplican los pies de cuatro silabas: que suben a diez e seis. Mas porque nuestra lengua no distingue las silabas luengas de las breves. e todos los generos de los versos regulares se reduzen a dos medidas: la una de dos silabas: la otra de tres: osemos poner nombre a la primera spondeo: que es de dos silabas luengas: a la segunda dactilo que tiene tres silabas la primera luenga e las dos siguientes breves: porque en nuestra lengua la medida de dos silabas e de tres: tienen mucha semejanza con ellos. Ponen muchas vezes los poetas una silaba demasiada despues de los pies enteros: la cual llaman medio pie o cesura: que quiere decir cortadura: mas nuestros poetas nunca usan della sino en los comienzos de los…

 

domingo, 20 de enero de 2013

ANDALUCÍA, CUNA DE POETAS



GEOGRAFÍA DE ANDALUCÍA.
Su capital es Sevilla y abarca las provincias de: Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla.
 
Andalucía es la comunidad autónoma con mayor número de habitantes y la segunda de España en superficie. La variedad de sus paisajes, la benignidad de su clima y el carácter hospitalario de sus gentes la han convertido en una de las regiones más atractivas para el visitante.

Sus 3000 horas de sol al año, su suave clima mediterráneo y sus extensas costas de playas doradas con bellísimos puertos naturales, ya sirvieron de refugio seguro para los navegantes fenicios mil años antes de Cristo.

Andalucía cuenta con dos tipos de playas, las que corresponden al Océano Atlántico en el litoral de Huelva y Cádiz (Costa de la Luz), que son amplias, de arena fina y fuerte oleaje; y las del Mediterráneo que van desde el Estrecho de Gibraltar hasta Almería (Costa del Sol, Costa Tropical y Costa de Almería), al abrigo de los vientos y con aguas más cálidas.

Sus tierras están cruzadas por el río Guadalquivir, padre de antiquísimas civilizaciones, como la de tartessos y otras que dejaron a sus orillas una huella monumental impresionante. Adicionalmente sus montañas de Sierra Morena y Sistemas Béticos, donde se encuentran las cumbres más altas de la península; Mulhacén y Veleta, ofrecen paisajes de increíble belleza.
Andalucía es además patria de mitos, donde el ritual puede ser conocido en toda su autenticidad: El rito de la corrida y el mundo mágico de los toros; el rito del vino y el mundo fresco de la bodega; el rito del caballo y el mundo asombroso de su doma. En la tierra donde nació el flamenco, desde donde se partió para el nuevo mundo, o donde la literatura o la opera crearon mitos como Carmen, Don Juan Tenorio, El barbero de Sevilla....y tantos otros, encontramos una irrepetible amalgama entre tradición y progreso.
ANDALUCÍA Y LAS LETRAS.
El peso de Andalucía en la historia de la literatura en castellano es muy grande. En 1492 Antonio de Nebrija publicó su célebre Gramática Castellana, la primera de una lengua vulgar que se escribió en Europa. En 1528 Francisco Delicado escribió la Lozana andaluza, novela en la órbita La Celestina, mientras que el sevillano Mateo Alemán escribió Guzmán de Alfarache, la primera novela picaresca de autor conocido.
Asimismo tuvo especial importancia la escuela literaria humanista sevillana con autores como Juan de Mal Lara, Fernando de Herrera, Gutierre de Cetina, Luis Barahona de Soto, Juan de la Cueva, Gonzalo Argote de Molina y Rodrigo Caro, entre otros. Miguel de Cervantes "engendró" su inmortal novela Don Quijote de la Mancha según su prólogo en Sevilla, durante su presidio en la Cárcel Real en 1957. No se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a escribirlo mientras estaba preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea allí. En cualquier caso son diversos los pasajes de la primera parte del Quijote que trascurren en Andalucía, así como numerosas las alusiones a esa tierra, en especial, a su aristocracia y a su hampa, que es precisamente el tema Rinconete y Cortadillo novela ejemplar, de ambiente sevillano. El cordobés Luis de Góngora fue el máximo exponente del culteranismo de la poesía barroca del Siglo de Oro.
El Romanticismo literario en España tuvo uno de sus polos fundamentales en Andalucía, con autores como el Duque de Rivas, José Cadalso y Gustavo Adolfo Béquer. El costumbrismo andaluz tiene una de sus máximas expresiones en las Escenas andaluzas de Serafín Estébanez Calderón y en las obras de Pedro Antonio de Alarcón.
A caballo entre el siglo XIX y el XX destacan los escritores andaluces Ángel Ganivet, Manuel Gómez-Moreno, Manuel y Antonio Machado y Francisco Villaespesa, tradicionalmente encuadrados en la llamada Generación del 98. Dentro de ella, los Hermanos Álvarez Quintero como fieles retratistas de la idiosincrasia andaluza en sus entremeses, en que sus personajes usan frecuentemente el dialecto andaluz. También el sevillano Rafael Cansinos Assens, perteneciente a la Generación de 1914 o Novecentismo, dejó un profundo rastro de andalucismo en su obra literaria y crítica. Especialmente relevante fue el moguerreño Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura, personalidad singular y trascendental dentro de la poesía española de todos los tiempos.
Gran parte de los miembros de la Generación del 27, verdadera Edad de Plata de la cultura española, reunida en torno al homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla, fueron andaluces, como Federico García Lorca, Luis Cernuda (1), Rafael Alberti, Manuel Altoaguirre, Emilio Prados y Vicente Aleixandre, quien recibiera el Premio Nobel en 1977.
Asimismo existen varios personajes literarios del ambiente andaluz convertidos en auténticos arquetipos de la literatura universal como Carmen, la gitana de Prosper Merimée, Fígaro, El barbero de Sevilla de Pierre-Augustin de Beaumarchais y Don Juan, El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina.
Como en la mayoría de España, el principal vehículo de la lírica popular andaluza es el romance, aunque también existen estrofas propias de Andalucía como la soleá o la soleariva. Los romances, las nanas, los pregones, las retahílas, las canciones de labor y un largo etcétera son muy abundantes.
 
Capítulo aparte merece la literatura hispanoárabe en dialecto andalusí, con autores nacidos en el territorio andaluz actual, como Ibn Hazm, Ibn Zaydun, Ibn Quzman, Abentofail, Al-Mutamid, Ibn al-Khatib,Ibn al-Yavvah e Ibn Zamrak.


(1) Luis Cernuda fue uno de los poetas fundamentales de la Generación del 27, nacido en Sevilla en septiembre de 1902. La obra de Gustavo Adolfo Bécquer despertó su interés por la poesía desde muy pequeño; comenzó a escribir alentado por un profesor, quien a su vez le brindaba conocimientos técnicos. En su juventud, realizó sus primeras publicaciones en Revista de Occidente. Estuvo siempre muy influenciado por la literatura francesa, e incluso tradujo parte de la obra del surrealista Paul Éluard. Nunca escondió su homosexualidad, y esto acarreó las nefastas etiquetas y el esperable desprecio en su propia tierra, con la cual no parecía sentirse muy identificado. Durante la Guerra Civil, comenzó su exilio en Estados Unidos, donde trabajó como docente. Más tarde, se trasladó a México, donde falleció en noviembre de 1963.

A lo largo de su vida, reflejó en sus poemas un espíritu que comenzó esperanzado, que exaltaba la belleza y la ornamentaba, pero que progresivamente se fue endureciendo y se volvió más práctico y conceptual. Algunos de sus títulos, ubicados en orden cronológico, bastan para avalar lo dicho anteriormente: "Perfil del aire", "Los placeres prohibidos", "Las nubes", "Vivir sin estar viviendo" y "Desolación de la quimera". Tras el
asesinato de Lorca, le dedicó la elegía "A un poeta muerto (F. G. L.)".
 
A UN POETA MUERTO
Luis Cernuda
 
A Federico García Lorca
 
 
Así como en la roca nunca vemos
La clara flor abrirse,
Entre un pueblo hosco y duro
No brilla hermosamente
El fresco y alto ornato de la vida.
Por esto te mataron, porque eras
Verdor en nuestra tierra árida
Y azul en nuestro oscuro aire.

Leve es la parte de la vida
Que como dioses rescatan los poetas.
El odio y destrucción perduran siempre
Sordamente en la entraña
Toda hiel sempiterna del español terrible,
Que acecha lo cimero
Con su piedra en la mano.

Triste sino nacer
Con algún don ilustre
Aquí, donde los hombres
En su miseria sólo saben
El insulto, la mofa, el recelo profundo
Ante aquel que ilumina las palabras opacas
Por el oculto fuego originario.

La sal de nuestro mundo eras,
Vivo estabas como un rayo de sol,
Y ya es tan sólo tu recuerdo
Quien yerra y pasa, acariciando
El muro de los cuerpos
Con el dejo de las adormideras
Que nuestros predecesores ingirieron
A orillas del olvido.

Si tu ángel acude a la memoria,
Sombras son estos hombres
Que aún palpitan tras las malezas de la tierra;
La muerte se diría
Más viva que la vida
Porque tú estás con ella,
Pasado el arco de tu vasto imperio,
Poblándola de pájaros y hojas
Con tu gracia y tu juventud incomparables.

Aquí la primavera luce ahora.
Mira los radiantes mancebos
Que vivo tanto amaste
Efímeros pasar junto al fulgor del mar.
Desnudos cuerpos bellos que se llevan
Tras de sí los deseos
Con su exquisita forma, y sólo encierran
Amargo zumo, que no alberga su espíritu
Un destello de amor ni de alto pensamiento.


Igual todo prosigue,
Como entonces, tan mágico,
Que parece imposible
La sombra en que has caído.
Mas un inmenso afán oculto advierte
Que su ignoto aguijón tan sólo puede
Aplacarse en nosotros con la muerte,
Como el afán del agua,
A quien no basta esculpirse en las olas,
Sino perderse anónima
En los limbos del mar.

Pero antes no sabías
La realidad más honda de este mundo:
El odio, el triste odio de los hombres,
Que en ti señalar quiso
Por el acero horrible su victoria,
Con tu angustia postrera
Bajo la luz tranquila de Granada,
Distante entre cipreses y laureles,
Y entre tus propias gentes
Y por las mismas manos
Que un día servilmente te halagaran.

Para el poeta la muerte es la victoria;
Un viento demoníaco le impulsa por la vida,
Y si una fuerza ciega
Sin comprensión de amor
Transforma por un crimen
A ti, cantor, en héroe,
Contempla en cambio, hermano,
Cómo entre la tristeza y el desdén
Un poder más magnánimo permite a tus amigos
En un rincón pudrirse libremente.

Tenga tu sombra paz,
Busque otros valles,
Un río donde del viento
Se lleve los sonidos entre juncos
Y lirios y el encanto
Tan viejo de las aguas elocuentes,
En donde el eco como la gloria humana ruede,
Como ella de remoto,
Ajeno como ella y tan estéril.

Halle tu gran afán enajenado
El puro amor de un dios adolescente
Entre el verdor de las rosas eternas;
Porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra,
Tras de tanto dolor y dejamiento,
Con su propia grandeza nos advierte
De alguna mente creadora inmensa,
Que concibe al poeta cual lengua de su gloria
Y luego le consuela a través de la muerte.

CÓMO LLENARTE, SOLEDAD,
Luis Cernuda
  
Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma...

De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.

Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.

Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.
Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aún cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.

Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?

Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.

viernes, 2 de noviembre de 2012

CARTAS A UN JOVEN POETA (2)


Rainer María Rilke

Viareggio, cerca de Pisa (Italia), a 5 de abril de 1903


Ha de perdonarme, distinguido y estimado señor, que haya tardado hasta hoy para recordar con gratitud su carta del 24 de febrero. Durante todo este tiempo me encontré bastante mal. No precisamente enfermo, pero sí abatido y presa de una postración de carácter gripal, que me inhabilitaba para todo. Finalmente, al ver que ni por asomo llegaba a operarse ningún cambio en mi estado, acabé por acudir a orillas de este mar meridional, cuya acción bienhechora ya me fue de algún alivio en otra ocasión. Pero aun no estoy restablecido. Todavía me cuesta escribir. Así, pues, tendrá usted que acoger estas pocas líneas en lugar de muchas más.

Sepa, desde luego, que me causará siempre alegría con cada una de sus cartas. Sólo habrá de ser indulgente con mis respuestas, que quizás lo dejen a menudo sin nada entre las manos. Y es que en realidad, sobre todo ante las cosas más hondas y más importantes, nos hallamos en medio de una soledad sin nombre. Para poder aconsejar y, más aun, para poder ayudar a otro ser, deben ocurrir y lograrse muchas cosas. Y para que se llegue a acertar una sola vez, debe darse toda una constelación de circunstancias propicias.

Sólo dos cosas más querría decirle hoy: En primer lugar, algo acerca de la ironía. No se deje dominar por ella, y menos que en cualquier otra ocasión, en los momentos de esterilidad. En los que sean fecundos, procure aprovecharla como un medio más para comprender la vida. Empleada con pureza, también la ironía es pura, y no hay por qué avergonzarse de ella. Pero si usted siente que le es ya demasiado familiar y teme su creciente intimidad, vuélvase entonces hacia grandes y serios asuntos, ante los cuales ella quedará siempre pequeña y desamparada. Busque la profundidad de las cosas: hasta allí nunca logra descender la ironía... Y cuando la haya llevado así al borde de lo sublime, averigüe al mismo tiempo si ese modo de entender la vida brota de una necesidad propia y esencial. Pues entonces, bajo el influjo de las cosas serias, acabará por desprenderse de usted -si es algo meramente accidental-; o bien -si es que realmente le pertenece como algo innato- cobrará fuerza, y se convertirá en un instrumento serio para incluirse entre los medios con que usted habrá de plasmar su arte.

Lo otro que yo quería decirle es esto: De todos mis libros, muy pocos me son imprescindibles. En rigor, sólo dos están siempre entre mis cosas, dondequiera que yo me halle. También aquí los tengo conmigo: la Biblia y las obras del poeta danés Jens Peter Jacobsen. Se me ocurre pensar si usted las conoce. Puede adquirirlas fácilmente, ya que algunas de ellas han sido publicadas -muy bien traducidas por cierto- en la "Biblioteca Universal" de las "Ediciones Reclam". Procúrese los Seis cuentos de J. P. Jacobsen así como su novela Niels Lyhne, y empiece por leer, en el primer librito, el primer cuento, que lleva por título "Mogens": Le sobrecogerá un mundo; la dicha, la riqueza, la inconcebible grandiosidad de todo un mundo. Permanezca y viva por algún tiempo en estos libros, y aprenda de ellos cuanto le parezca digno de ser aprendido. Ante todo, ámelos: su cariño le será pagado miles y miles de veces. Y, cualquiera que pueda llegar a ser más adelante el rumbo de su vida, estoy seguro de que ese amor cruzará siempre la urdimbre de su existencia, como uno de los hilos más importantes en la trama de sus experiencias, de sus desengaños y de sus alegrías.
 

Si yo he de decirle quien me enseñó algo acerca del crear, de su esencia, de su profundidad y de cuanto en él hay de eterno, sólo puedo citar dos nombres: el del grande, muy grande Jacobsen[1]  y el de Auguste Rodin[2], el escultor sin par entre todos los artistas que viven en la actualidad.

¡Que siempre le salga todo bien en sus caminos! Su

Rainer Maria Rilke

 

 

PARA TRABAJAR EN EL TALLER.

    1. ¿Qué entiende usted por ironía?
    2. ¿Qué libros le son a usted imprescindibles en su biblioteca?
    3. ¿Se puede amar a un libro?
    4. Comente esta metáfora de la vida: “la urdimbre de su existencia, como uno de los hilos más importantes en la trama de sus experiencias, de sus desengaños y de sus alegrías.”
    5. Analice y discuta las siguientes frases de autor:

"¿No sabéis que hay en este mundo una cofradía secreta, que se podría llamar la Compañía de melancólicos? That people there are who by natural constitution have been given a different nature and disposition than the others; that have a larger heart and a swifter blood, that wish and demand more, have stronger desires and a yearning which is wilder and more ardent than that of the common herd. Que las personas son los que por constitución natural ha dado una naturaleza diferente y disposición de los demás, que tienen un corazón grande y una sangre más rápido, que desean y exigen más, tienen fuertes deseos y un anhelo que es más salvaje y más ardiente que el del rebaño común. They are fleet as children over whose birth good fairies have presided; their eyes are opened wider; their senses are more subtile in all their perceptions. Son como niños mayores de flota cuyo nacimiento hadas buenas han presidido, sus ojos se abrieron más, sus sentidos son más sutiles en todas sus percepciones. The gladness and joy of life, they drink with the roots of their heart, the while the others merely grasp them with coarse hands.” La alegría y el gozo de la vida, que beben con las raíces de su corazón, mientras que los otros sólo les sujete con las manos gruesas."

JENS PETER JACOBSEN, 1847-1885, poeta danés.
 

“Nada es una pérdida de tiempo si se utiliza la experiencia...”
“La paciencia es también una forma de acción”

FRANÇOIS-AUGUSTE-RENÉ RODIN, 1840-1917, Artista escultor francés.



[1] JENS PETER JACOBSEN (1847-1885) ejerció una gran influencia en los países nórdicos y en Alemania. No es desconocido en España, donde existen excelentes versiones de la novela "MARIA GRUBBE" y de los cuentos "MOGENS" y "UN TIRO EN LA NIEBLA", hechas, las tres, por don Manuel de Montoliu para Editorial "Cervantes" de Barcelona. En cuanto a la célebre novela "NIELS LYHNE", se publicaron dos versiones: una del señor Insúa, editada hace años en Madrid con el título de "REALIDAD Y ENSUEÑO" y con prólogo de Edmond Jaloux; y otra, más reciente, que lleva su verdadero nombre y fue encargada por Ediciones "Nausica" de Barcelona al señor Bofill i Ferro. De los "SEIS CUENTOS" han sido vertidos al castellano, aparte de los dos ya citados, tres cuentos más, publicados juntos en la colección "Euro" del Editor J. Janés de Barcelona; figuran entre ellos "AQUÍ DEBERÍAN FLORECER ROSAS" y "LA SEÑORA FONS". Falta aún por traducir "LA PESTE EN BERGAMO" -el más impresionante de los "Seis Cuentos"- y falta sobre todo una traducción directa de las obras completas del gran poeta y novelista danés, a quien Rilke debe tanto.
 
[2] Más aún que Jacobsen, más que nadie, influyó Rodin sobre Rilke. Entre el insigne escultor francés y el joven poeta pensador nacieron a principios de siglo unas relaciones que se volvieron cada vez más estrechas, convirtiéndose bien pronto en amistad perdurable, que dio magníficos frutos. Rilke vivió largas temporadas en París y llegó a ser, por algún tiempo, secretario de Rodin, sobre quien escribió el mejor libro existente acerca del maestro. Esta obra, que lleva por título "RODIN", tiene también su versión castellana, publicada no hace mucho en Buenos Aires.
 

CARTAS A UN JOVEN POETA

Rilke en Moscú, retratado por Leonid Pasternak en 1928.
 
 

Rainer María Rilke


Era en 1902, a fines de otoño. Estaba yo sentado en el parque de la Academia Militar de Wiener Neustadt, bajo unos viejísimos castaños, y leía en un libro. Profundamente sumido en la lectura, noté apenas cómo se llegó junto a mí Horacek, el sabio y bondadoso capellán de la Academia, el único entre nuestros profesores que no fuera militar. Me tomó el libro de las manos, contempló la cubierta y movió la cabeza. "¿Poemas de Rainer María Rilke?", preguntó pensativo. Y, hojeando luego al azar, recorrió algunos versos con la vista, miró meditabundo a lo lejos, e inclinó por fin la frente, musitando: "Así, pues, el cadete Renato Rilke nos ha salido poeta..."


De este modo supe yo algo del niño delgado y pulido, entregado por sus padres más de quince años atrás a la Escuela Militar Elemental de Sankt Poelten, para que algún día llegase a oficial. Horacek había estado de capellán en aquel establecimiento y aun recordaba muy bien al antiguo alumno. El retrato que de él me hizo fue el de un joven callado, serio y dotado de altas cualidades, que gustoso manteníase retraído y soportaba con paciencia la disciplina del internado. Al terminar el cuarto curso, pasó junto con los demás alumnos a la Escuela Militar Superior de Weisskirchen, en Moravia. Allí, por cierto, echose de ver que su constitución no era bastante recia, y así sus padres tuvieron que retirarlo del establecimiento, haciéndole proseguir estudios en Praga, cerca del hogar. De cómo siguió desarrollándose luego el camino externo de su vida, ya nada supo referirme Horacek.

Por todo ello, será fácil comprender que yo, en aquel mismo instante, decidiera enviar mis ensayos poéticos a Rainer Maria Rilke y solicitar su dictamen. No cumplidos aún los veinte años, y hallándome apenas en el umbral de una carrera, que en mi íntimo sentir era del todo contraria a mis inclinaciones, creía que si acaso podía esperar comprensión de alguien, había de encontrarla en el autor de "Para mi propio festejo". Y sin que lo hubiese premeditado, tomó cuerpo y juntose a mis versos una carta, en la cual me confiaba tan francamente al poeta como jamás me confié, ni antes ni después, a ningún otro ser.

Muchas semanas pasaron hasta que llegó la respuesta. La carta, sellada con lacre azul, pesaba mucho en la mano, y, en el sobre, que llevaba la estampilla de París, veíanse los mismos trazos claros, bellos y seguros, con que iba escrito el texto, desde la primera línea hasta la última. Iniciada de esta manera mi asidua correspondencia con Rilke, prosiguió hasta el año 1908, y fue luego enriqueciéndose poco a poco, porque la vida me desvió hacia unos derroteros de los que precisamente había querido preservarme el cálido, delicado y conmovedor desvelo del poeta.

Pero esto no tiene importancia. Lo único importante son las diez cartas que siguen. Importante para saber del mundo en que vivió y creó Rainer Maria Rilke. Importante también para muchos que se desenvuelvan y se formen hoy y mañana. Y ahí donde habla uno que es grande y único, deben callarse los pequeños. [1]

Franz Xaver Kappus

Berlín, junio de 1929

 

París, a 17 de febrero de 1903
Muy distinguido señor:

Hace sólo pocos días que me alcanzó su carta, por cuya grande y afectuosa confianza quiero darle las gracias. Sabré apenas hacer algo más. No puedo entrar en minuciosas consideraciones sobre la índole de sus versos, porque me es del todo ajena cualquier intención de crítica. Y es que, para tomar contacto con una obra de arte, nada, en efecto, resulta menos acertado que el lenguaje crítico, en el cual todo se reduce siempre a unos equívocos más o menos felices.

Las cosas no son todas tan comprensibles ni tan fáciles de expresar como generalmente se nos quisiera hacer creer. La mayor parte de los acontecimientos son inexpresables; suceden dentro de un recinto que nunca holló palabra alguna. Y más inexpresables que cualquier otra cosa son las obras de arte: seres llenos de misterio, cuya vida, junto a la nuestra que pasa y muere, perdura.

Dicho esto, sólo queda por añadir que sus versos no tienen aún carácter propio, pero sí unos brotes quedos y recatados que despuntan ya, iniciando algo personal. Donde más claramente lo percibo es en el último poema: "Mi alma". Ahí hay algo propio que ansía manifestarse; anhelando cobrar voz y forma y melodía. Y en los bellos versos "A Leopardi" parece brotar cierta afinidad con ese hombre tan grande, tan solitario. Aun así, sus poemas no son todavía nada original, nada independiente. No lo es tampoco el último, ni el que dedica a Leopardi. La bondadosa carta que los acompaña no deja de explicarme algunas deficiencias que percibí al leer sus versos, sin que, con todo, pudiera señalarlas, dando a cada una el nombre que le corresponda.

Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehuya, al principio, formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Pues se necesita una fuerza muy grande y muy madura para poder dar de sí algo propio ahí donde existe ya multitud de buenos y, en parte, brillantes legados. Por esto, líbrese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo.
Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. Y aun cuando usted se hallara en una cárcel, cuyas paredes no dejasen trascender hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no le quedaría todavía su infancia, esa riqueza preciosa y regia, ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo? Vuelva su atención hacia ella. Intente hacer resurgir las inmersas sensaciones de ese vasto pasado. Así verá cómo su personalidad se afirma, cómo se ensancha su soledad convirtiéndose en penumbrosa morada, mientras discurre muy lejos el estrépito de los demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este sumergirse en su propio mundo, brotan luego unos versos, entonces ya no se le ocurrirá preguntar a nadie si son buenos. Tampoco procurará que las revistas se interesen por sus trabajos. Pues verá en ellos su más preciada y natural riqueza: trozo y voz de su propia vida.

Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.

Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted que renunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido no habrá sido inútil : en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras.

¿Qué más he de decirle? Me parece que ya todo queda debidamente recalcado. Al fin y al cabo, yo sólo he querido aconsejarle que se desenvuelva y se forme al impulso de su propio desarrollo. Al cual, por cierto, no podría causarle perturbación más violenta que la que sufriría si usted se empeñase en mirar hacia fuera, esperando que del exterior llegue la respuesta a unas preguntas que sólo su más íntimo sentir, en la más callada de sus horas, acierte quizás a contestar.

Fue para mí una gran alegría el hallar en su carta el nombre del profesor Horacek. Sigo guardando a este amable sabio una profunda veneración y una gratitud que perdurará por muchos años. Hágame el favor de expresarle estos sentimientos míos. Es prueba de gran bondad el que aun se acuerde de mí, y yo lo sé apreciar.

Le devuelvo los adjuntos versos, que usted me confió tan amablemente. Una vez más le doy las gracias por la magnitud y la cordialidad de su confianza. Mediante esta respuesta sincera y concienzuda, he intentado hacerme digno de ella: al menos un poco más digno de cuanto, como extraño, lo soy en realidad.

Con todo afecto y simpatía,

Rainer Maria Rilke

 


[1] Como entre los más pequeños se hallan generalmente los traductores, no osamos anteponer al presente trabajo ningún prólogo propio, a pesar de ser muchas las cosas que quisiéramos decir sobre Rilke, su vida, su obra y su influencia en las letras contemporáneas. Si bien aparecen a veces traductores de excepcional altura -Rilke mismo fue un traductor genial, y pudimos oír un día en Hamburgo, de labios de Paul Valéry, que cierta versión alemana hecha por el poeta praguense supera en mucho al original francés-, la inmensa mayoría, entre cuyas últimas filas nos encontramos, no pasa de desempeñar un modestísimo papel, aun cuando alguna que otra traducción logre no ser del todo una traición. Justo es, por tanto, que se evite añadir a las ya numerosas deficiencias de una versión, consideraciones más o menos acertadas acerca de un autor, sobre todo cuando éste es Rainer María Rilke, el mayor poeta de nuestro siglo.

domingo, 19 de agosto de 2012

EL CUENTO.


Algunas definiciones:
Carlos Mastrángelo, en su libro El cuento argentino, define el cuento de la siguiente manera:
  1. Un cuento es una seria breve y escrito de incidentes;
  2. de ciclo acabado y perfecto como un círculo;
  3. siendo muy esencial el argumento, el asunto o los incidentes en sí;
  4. trabados éstos en una única e ininterrumpida ilación;
  5. sin grandes intervalos de tiempo y espacio;
  6. rematados por un final imprevisto, adecuado y natural.
Es una narración breve y sencilla, puede ser oral o escrita, en la que se relata una historia tanto real o imaginaria. Además es breve por solo trasmitir un solo asunto o acción. El cuento tiene un número reducido de personajes. Los cuentos tradiciones transmiten generalmente una enseñanza o moraleja al lector.
Otras definiciones:
·        Narración breve, escrita generalmente en prosa, y que por su enfoque constituye un género literario típico, distinto de la novela y de la novela corta.
·        Breve relato de sucesos ficticios y de carácter sencillo, hecho con fines morales o educativos.
·        Relación de suceso - Relación de un suceso falso o de pura invención - Fábula que se cuenta a los muchachos para divertirlos.
·        Es un relato breve y artístico de hechos imaginarios. Son esenciales en el cuento el carácter narrativo, la brevedad del relato, la sencillez de la exposición y del lenguaje y la intensidad emotiva.
·        Breve narración en prosa, que desarrolla un tema preferentemente fantástico y cuyo fin es divertir.
·        Es una narración corta, breve, de hechos reales o ficticios, cuyo origen es la anécdota y su finalidad es entretener; a veces algo moralizadora.
·        Es un relato corto donde se narra una acción realizada por unos personajes en un ambiente determinado.
Diferencia del cuento y la novela:
Una característica estructural que lo diferencia de la novela es la frontera entre un cuento largo y una novela corta no es fácil de definir. Si bien la novela se estructura también como el cuento en exposición, nudo y desenlace, estas tres partes suelen tener una extensión aproximadamente igual, mientras que en el cuento existe una preponderancia de un solo nudo o núcleo alrededor del cual gira la historia.
Partes del cuento:
1.- Introducción, inicio o planteamiento:
La parte inicial de la historia, donde se presentan todos los personajes y sus propósitos. Pero fundamentalmente, donde se presenta la normalidad de la historia. Lo que se presenta en la introducción es lo que se quiebra o altera en el nudo. La introducción sienta las bases para que el nudo tenga sentido. En esta parte, el tipo de composición escrita que se utiliza es la descripción. En ella se dan a conocer:
·         Cuando sucede la historia: época o tiempo
·         Donde sucede la historia: lugares
·         Quién son los protagonistas y como son
2.- Nudo:
Desarrollo o nudo: Es la parte donde se presenta el conflicto o el problema de la historia, toma forma y suceden los hechos más importantes. El nudo surge a partir de un quiebre o alteración de lo planteado en la introducción. Es la parte más importante del cuento, la más jugosa y significativa, y también la más larga. En ella se diferencian dos instancias:
·         Problema: algo especial aparece o  sucede
·         Suceso: distintas situaciones y hechos para solucionar el problema. Suelen ser varias
Se cuentan todas las situaciones, líos, enredos y sucesos de los personajes.  La composición escrita más usual para esta parte es la conversación, porque los personajes hablan entre ellos, aunque también se utiliza la narración.
3.- Final y desenlace:
Donde se suele dar el clímax, la solución a la historia y finaliza la narración. Incluso en los textos con final abierto, hay un desenlace. Puede terminar en un final feliz o no. Existen muchas clases de final: feliz, triste, accidental, imprevisto, sorpresa, etc. Es la última parte del cuento y también la más corta. En ella debe terminar la historia. Pueden escribirse:
·         Conclusión: el problema se soluciona
·         Final: se vuelve a la normalidad y cotidiana.
El tiempo.
Las dificultades que se presentan al momento de ordenar la acción se deben a que los autores juegan con el tiempo en sus narraciones para lograr distintos efectos. Ésa es la razón por la que generalmente la novela y el cuento policiacos comienzan cuando el crimen o el delito ya se han cometido.
En ocasiones, en el caso del cuento, la trama de la obra adopta formas particulares, no lineales, que permiten mezclar el pasado con el presente; con ello, el cuento se torna más atractivo e interesante para el lector.
Existen algunos saltos temporales que son muy usados en la literatura con diversas finalidades, como elracconto y el flashback.
El racconto es un retroceso temporal extenso que se produce en un relato y sirve para recoger situaciones pasadas. El flashback también es un salto hacia el pasado, pero se diferencia del racconto porque es más breve.
El texto literario puede, además, tener un comienzo in media res, cuando la narración se inicia en un punto intermedio, por lo que el relato debe retroceder para recuperar el inicio; o un comienzo in extrema res, cuando el relato se inicia con el fin y después retrocede para conocer su desarrollo.
A partir de estos ordenamientos podremos comprender la trama. El ordenamiento temporal dosificará la información a la que accedemos con respecto a los personajes, a las claves que solucionan el enigma en el relato policiaco, o a un misterio que se ha abierto al realizar un viaje en el tiempo.
Tipos de cuentos:
La clasificación del cuento puede ser muy variada. Depende del punto de vista que adoptemos en cuanto a contenido, época literaria, enlace con la realidad, elemento sobresaliente, etc., lo que permite que un mismo cuento pertenezca a varios encasillados simultáneamente. Esbozaremos, en líneas generales, los principales tipos de cuentos que existen:
Cuentos en verso y prosa: los primeros se consideran como poemas épicos menores; los segundos son narraciones breves, desde el punto de vista formal. Los teóricos sajones, atendiendo a la extensión del relato, clasifican como novela corta toda narración que fluctué entre 10.000 y 35.000 palabras, y como cuento el relato que no sobrepase las 10.000 palabras.
Cuentos populares y eruditos: los primeros son narraciones anónimas, de origen remoto, que generalmente conjugan valores folclóricos, tradiciones y costumbres, y tienen un fondo moral; los segundos poseen origen culto, estilo artístico y variedad de manifestaciones.
Tanto unos como otros pueden subclasificarse en: infantiles, fantásticos, poéticos y realistas.
Cuentos infantiles: se caracterizan porque contienen una enseñanza moral; su trama es sencilla y tienen un libre desarrollo imaginativo. Se ambientan en un mundo fantástico donde todo es posible. Autores destacados en este género son Andersen y Perrault.
Cuentos fantásticos o de misterio: su trama es más compleja desde el punto de vista estructural; impresionan por lo extraordinario del relato o estremecen por el dominio del horror. Autores destacados en este género son Hoffmann y Poe.
Cuentos poéticos: se caracterizan por una gran riqueza de fantasía y una exquisita belleza temática y conceptual. Autores destacados en este género son Wilde y Rubén Darío.
Cuentos realistas: reflejan la observación directa de la vida en sus diversas modalidades: sicológica, religiosa, humorística, satírica, social, filosófica, histórica, costumbrista o regionalista. Autores destacados en este gnero son Palacio Valdés, Unamuno, Quiroga, etc.
Linkografía:
La gota de agua
Hans Christian Andersen
Seguramente sabes lo que es un cristal de aumento, una lente circular que hace las cosas cien veces mayores de lo que son. Cuando se coge y se coloca delante de los ojos, y se contempla a su través una gota de agua de la balsa de allá fuera, se ven más de mil animales maravillosos que, de otro modo, pasan inadvertidos; y, sin embargo, están allí, no cabe duda. Se diría casi un plato lleno de cangrejos que saltan en revoltijo. Son muy voraces, se arrancan unos a otros brazos y patas, muslos y nalgas, y, no obstante, están alegres y satisfechos a su manera.
Pues he aquí que vivía en otro tiempo un anciano a quien todos llamaban Crible-Crable, pues tal era su nombre. Quería siempre hacerse con lo mejor de todas las cosas, y si no se lo daban, se lo tomaba por arte de magia. Así, peligraba cuanto estaba a su alcance.
El viejo estaba sentado un día con un cristal de aumento ante los ojos, examinando una gota de agua que había extraído de un charco del foso. ¡Dios mío, que hormiguero! Un sinfín de animalitos yendo de un lado para otro, y venga saltar y brincar, venga zamarrearse y devorarse mutuamente.
-¡Qué asco! -exclamó el viejo Crible-Crable-. ¿No habrá modo de obligarlos a vivir en paz y quietud, y de hacer que cada uno se cuide de sus cosas?
Y piensa que te piensa, pero como no encontraba la solución, tuvo que acudir a la brujería.
-Hay que darles color, para poder verlos más bien -dijo, y les vertió encima una gota de un líquido parecido a vino tinto, pero que en realidad era sangre de hechicera de la mejor clase, de la de a seis peniques. Y todos los animalitos quedaron teñidos de rosa; parecía una ciudad llena de salvajes desnudos.
-¿Qué tienes ahí? -le preguntó otro viejo brujo que no tenía nombre, y esto era precisamente lo bueno de él.
-Si adivinas lo que es -respondió Crible-Crable-, te lo regalo; pero no es tan fácil acertarlo, si no se sabe.
El brujo innominado miró por la lupa y vio efectivamente una cosa comparable a una ciudad donde toda la gente corría desnuda. Era horrible, pero más horrible era aún ver cómo todos se empujaban y golpeaban, se pellizcaban y arañaban, mordían y desgreñaban. El que estaba arriba quería irse abajo, y viceversa.
-¡Fíjate, fíjate!, su pata es más larga que la mía. ¡Paf! ¡Fuera con ella! Ahí va uno que tiene un chichón detrás de la oreja, un chichoncito insignificante, pero le duele, y todavía le va a doler más.
Y se echaban sobre él, y lo agarraban, y acababan comiéndoselo por culpa del chichón. Otro permanecía quieto, pacífico como una doncellita; sólo pedía tranquilidad y paz. Pero la doncellita no pudo quedarse en su rincón: tuvo que salir, la agarraron y, en un momento, estuvo descuartizada y devorada.
-¡Es muy divertido! -dijo el brujo.
-Sí, pero ¿qué crees que es? -preguntó Crible-Crable-. ¿Eres capaz de adivinarlo?
-Toma, pues es muy fácil -respondió el otro-. Es Copenhague o cualquiera otra gran ciudad, todas son iguales. Es una gran ciudad, la que sea.
-¡Es agua del charco! -contestó Crible-Crable.